Erase una vez una cerdita con sus crías de paseo por un hermoso prado. Estaban caminando tranquilamente, cuando fueron sorprendidos por el lobo.
-¿Adónde vais? - preguntó el lobo.
- Pues vamos al Prado Concejo - le responde la cerdita.
-Voy a comerme tus cerditos - le dice el lobo - pues tengo mucha hambre.
- Bueno, -le dice la cerdita- pero antes de comértelos, tienes que bautizarlos, pues están sin bautizar.
- Los bautizo y luego me los como - dijo el lobo.
Cuando los estaba bautizando, la cerdita le dio un hocicazo y lo tiró al río. Mientras el lobo salía del agua se marcharon corriendo.
El lobo siguió caminando y se encontró con una yegua y su potrito, y le dijo:
-Yegua, me voy a comer tu potrín, pues tengo mucha hambre.
- Bueno, dijo la yegua, pero antes de comértelo, tienes que sacarme un pico de la pata.
-¡Vale! -dijo el lobo- Te Saco el pico y después me lo como.
Cuando estaba el lobo sacándole el pico a la yegua, esta le dio una patada en los morros que le sacó todos los dientes y se marcharon corriendo, ella y su hijo.
El lobo siguió caminando y se encontró con cuatro corderitos y les dijo:
-Corderos, os voy a comer, pues tengo mucha hambre.
-Vale, pero antes tienes que partirnos el prado en cuatro -dijo el cordero mayor.
-¡Vale!, pero después os como - dijo el lobo.
Entonces los corderos se pusieron de acuerdo y cuando el lobo se preparaba para partirles el prado, ellos contaron... una... dos ... tres... y lo empujaron al río donde el lobo se ahogó.
[Recopilado por Luis Miguel Rodríguez Cenador. 8 años. Castrocalbón]
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