La raposa y las sardinas (cuento popular)
Érase una vez un sardinero, que venía vendiendo sardinas que se paró al lado de una casa al sol y vio a la raposa durmiendo. Le parecía que estaba muerta y la cogió por el rabo y la puso encima del burro donde traía la caja de las sardinas.
Cuando la raposa se despertó y vio las sardinas y que el sardinero no la veía porque iba delante del burro, comenzó a tirar las sardinas hasta que las tiró todas. Después ella saltó del burro y fue "apañando" -recogiendo- las sardinas y se puso al sol a comerlas.
Comió tantas que le dolía la tripa.
al rato pasó por allí el lobo y le dijo:
- ¿Qué te pasa, raposa, de qué te quejas tanto?
-Que estoy muy mala.
-¿Por qué?
- Porque he comido muchas sardinas.
-¿Dónde las cogiste? - preguntó el lobo con mucho interés.
- Del pozo Valiente- y se fue la raposa a enseñarle dónde estaba aquel pozo..
Cuando llegaron al pozo preguntó el lobo:
-¿Y como las pescas?
- Atando esta caja al rabo y bajando al pozo.
La raposa le ató la caja el rabo del lobo y cuando se metió en el agua le iba tirando piedras a la caja sin que él se diera cuenta.
El lobo cada vez se iba hundiendo más y la raposa le gritaba:
¡Tira Juan , que pesca llevas!
[Recopilado por Rebeca Barrio Fernández. 9 años. Castrocalbón]
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lucia -