Estaba la muerte un día
Estaba la muerte un día, día, día,
sentada en su taburete, ete, ete,
cogiendo papel y pluma, uma, uma,
para escribir al lobo, obo, obo.
El lobo dijo que no, no, no.
La muerte dijo que sí, sí, sí.
Y para no discutir, tir, tir,
cantaron esta canción, ción, ción:
Un chino fue a la China,
de la China fue a Japón,
de Japón fue a la India,
de la India fue a Madrid,
de Madrid fue a León,
de león fue a Jiménez,
de Jiménez a Felechares,
de Felechares a Quintana
y de Quintana se acabó.
(Recopilado por María y Tania)
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el sendero de dios.. -
alma -
isabel -